Oraciones Y Devociones Católicas

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Última modificación por: Redacción ejemplosde.com, año 2021

Las oraciones y devociones católicas son ejercicios de entrega total, reflexión, comunicación y amor hacia Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, en encomienda por parte de la Virgen, los Ángeles, los Santos, etc. Tal como Jesús recomendó, la oración y la devoción son muestras de la necesidad de pedir el favor, el perdón y la cercanía de Dios, pero también de la enorme necesidad de demostrar que se es un fiel siervo del Señor.

Las oraciones católicas son expresiones populares y litúrgicas que pueden tener o no un carácter individual o colectivo y, además, es posible dedicarlas o decirlas tanto dentro como fuera de la iglesia, pues depende en gran medida de lo que cada persona quiere comunicarle a Dios.

Las devociones, por otra parte, son tipos de oraciones más populares que litúrgicas. Son ejercicios que se transmiten de congregación en congregación o de cultura en cultura y, que, por medio de la repetición o continuidad, lograr perpetuar la fe que Dios desea que todo creyente demuestre. Las devociones suelen ir acompañadas de oraciones, promesas, actos, etc., y al igual que las oraciones, están enfocadas en la vida y obra de los santos; en los diversos y muy grandes milagros realizados.

Las devociones y oraciones católicas pueden ser:

  • Fórmulas de consagración.
  • Novenas.
  • Visitas.
  • La santa misa diaria.
  • Actos de contrición.
  • Rosarios.
  • Laudes.
  • Coronas y Coronillas.
  • Oraciones y devociones diarias, semanales, mensuales, anuales.
  • Devoción de los primeros sábados del mes.
  • Los trece martes.

10 Ejemplos de oraciones y devociones católicas: 

Las oraciones y devociones católicas son ejercicios de entrega total, reflexión, comunicación y amor hacia Dios

Oraciones católicas (5 ejemplos):

  1. Veni, Creator Spiritus. 

“Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos, llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste. Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual. Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las lenguas con palabras. Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad de nuestro cuerpo. Rechaza más y más lejos al enemigo, concede prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, evitemos todo mal. Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo. A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén”. 

  1. Ave Maris Stella. 

“Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo. Pues recibiste aquel Ave De labios de Gabriel, cimiéntanos en la paz, trocando el nombre de Eva. Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes. Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo. Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos. Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos. Gloria sea a Dios Padre, loor a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén”. 

  1. Oración para después de la Misa y la Santa Comunión. 

“Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús! Postrando como estoy ante tu Santísima presencia. Yo te pido con todo mi fervor, que marques y dejes en mi corazón los vivos sentimientos de la Fe, la Esperanza y caridad; todos verdaderos dolores de mis pecados y firme propósito de enmendarme. Mientras que yo, con todo el amor y toda la compasión de mi alma, voy considerando tus Cinco Llagas. Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre, por todas las intenciones del Santo Padre”. 

  1. Anima Christi. 

“Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del Costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh Buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus Llagas, escóndeme.
No permitas que me separe de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a ti.
Para que con tus Santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén”. 

  1. Oración para derrotar las obras de Satanás. 

“Oh, Divino Padre Eterno, en unión con tu Divino Hijo y el Espíritu Santo, y por medio del inmaculado Corazón de María, te suplico destruir el poder de tus peores enemigos; aquellos espíritus malignos.

Te pido que sean arrojados a las cavernas más profundas del infierno, y encadenados ahí para siempre, toma posesión de su Reino pues ha sido creado por ti, y muy justamente te pertenece.

Padre Celestial, concédenos el dominio reinante del Sagrado Corazón de Jesús y del inmaculado Corazón de María.

Con cada latido de mi corazón y con cada respiro repito esta oración, por todo el amor que mana de ti, y el que te ofrezco. Amén”.

Devociones católicas (5 ejemplos):

  1. Fórmula de consagración a Cristo, la Sabiduría Encarnada, a través de la Santísima Virgen María. 

“¡Oh Eterna Sabiduría del Verbo Encarnado! ¡Oh Dulcísimo y Adorabilísimo Jesús! Eres verdadero Dios y verdadero hombre. Hijo Unigénito del Padre Eterno y de la bienaventurada siempre Virgen María. Te adoro profundamente en el seno resplandeciente de Vuestro Padre Celestial; por toda la eternidad. También adoro a la encarnación vuestra en el seno virginal de tu dignísima Madre, María Santísima.

Te doy gracias por habernos aniquilado tomando la forma de un esclavo, para rescatarme de la esclavitud cruel del demonio. Te alabo y glorifico por habernos sometido plenamente a María, tu Madre Santísima; y esto fue hecho para convertirme en tu fiel esclavo por mediación suya. Mas he sido ingrato e infiel; no he cumplido las solemnes tareas y promesas que hice en mi bautismo. Y siendo que no he cumplido mis obligaciones, no merezco ser llamado hijo tuyo, ni siquiera tu esclavo.

Ya que no hay nada en mí que no merezca tu cólera y tu repulsión; no me atrevo a presentarme a solas ante tu Santa y Augusta Majestad. Por esta razón es que acudo a tu Santa Madre; pues me la has preparado y asignado como medianera, ante tu Divina presencia. A través de ella espero obtener la verdadera contrición, el perdón de mis pecados y la gracia de adquirir y preservar la sabiduría.

¡Salve, oh María Inmaculada, Tabernáculo viviente de la Divinidad! La sabiduría divina se ha complacido en ocultarse”. 

  1. Letanía del Espíritu Santo (Sólo para devoción privada). 

Oración y devoción eterna al Espíritu Santo.
“Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Cristo, óyenos. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros. Dios, Hijo, Redentor del mundo, íd. Dios, Espíritu Santo, íd. Trinidad Santa, un solo Dios, íd.
spíritu que procede del Padre y del Hijo, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste íd.
Espíritu por inspiración del cual Han hablado los profetas. íd.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas. íd.
 Espíritu que das testimonio de Cristo. íd.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas. íd.
Espíritu que sobreviene a María. íd.
Espíritu del Señor que llena todo el orbe. íd.
Espíritu de Dios que habita en nosotros. íd.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento. íd.
Espíritu de consejo y de fortaleza. íd.
Espíritu de ciencia y de piedad. íd.
Espíritu de temor del Señor. íd.
Espíritu de gracia y de misericordia. íd.
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad íd.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz. íd.
Espíritu de humildad y de castidad. íd.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre. íd.
Espíritu de multiforme gracia. íd.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios. íd.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables. íd.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma. íd.
Espíritu en el cual renacemos. íd.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones. íd.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios. íd.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste. íd.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos. Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres. íd. Sednos propicio, perdónanos, Señor. Sednos propicio, escúchanos, Señor. De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado. íd.
De tentaciones e insidias del demonio. íd.
De la presunción y desesperación. íd.
De la resistencia a la verdad conocida íd.
De la obstinación y de la impenitencia. íd.
De la impureza de la mente y del cuerpo. íd.
Del espíritu de fornicación. íd.
De todo espíritu del mal. íd.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo. Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán. Por tu advenimiento sobre los discípulos. Te rogamos óyenos. En el día del juicio, nosotros pecadores. íd.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él. íd.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos. íd.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne. íd.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. íd.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios. íd.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. íd.
Para que no creamos a todo espíritu. íd.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. íd.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. íd.
Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. íd.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Que nos asista tu virtud, te lo pedimos gran Señor que nos asista la virtud del espíritu santo, para que purifique clemente nuestros corazones, y nos cuide de todo aquel mal que nos pueda llegar. Te lo pedimos por el grande y perfectísimo Jesucristo Nuestro Señor. Amen”. 

  1. Devoción de los Trece Martes a San Antonio de Padua. 

Se basa en los milagros realizados por este Santo:

Primer Martes; la Caridad. ¡Oh, llama de amor hacia Dios y el prójimo, San Antonio! Compadeceos oh gran señor de mi frialdad ante el servicio de Dios nuestro Señor u de mis hermanos y alcánzame en mi corazón la vidtud de la caridad con la que pueda lograr todo el bien y todos los beneficios temporales, en el mundo y en la eternidad.

Segundo Martes Gozo Espiritual. ¡Oh fiel observador de los preceptos divinos y de la sagrada regla seráfica, San Antonio! Otorgadme el gozo espiritual en el cumplimiento de mis deberes y seré feliz en este mundo y en el otro.

Tercer Martes; la Paz. ¡Oh, pacificador de pueblos y ciudades, San Antonio! Conseguid para mí y para los míos la paz, que vino a traer Jesús a la tierra, y que me otorgue en esta y en la otra vida los derechos de hijo de Dios.

Cuarto Martes; la Paciencia. ¡Oh, sacrificado siervo del Altísimo, San Antonio! Dadme por los ruegos vuestros la santa paciencia que se necesita para llevar esta cruz que son mis obligaciones, la cual ayude a abrirme las puertas del cielo.

Quinto Martes; la Longaminidad. ¡Oh, generoso abogado de los pobres, San Antonio! Haced que yo me enamore de la longanimidad para merecer de Dios mayores gracias y mercedes y obtener la eterna felicidad.

Sexto Martes; la Bondad. ¡Oh, dadivoso bienhechor, San Antonio! Dignaos extender la dulce virtud de la bondad hacia mí, para que no me contente con la justicia aparente, sino que sea bueno de verdad ante Dios y los hombres, según Él desea.

Séptimo Martes; la Benignidad. ¡Oh, soberano y suavísimo San Antonio! Alcanzadme una santa benignidad para con mis prójimos, a fin de que no quiera otras armas contra mis enemigos más que orar por ellos y hacerlos bien.

Octavo Martes; la Mansedumbre. ¡Oh, humilde y afabilísimo San Antonio! Obtened para mí en vía de vuestros méritos, aquella mansedumbre que cautive aún a los de mala voluntad logrando que logre mi salvación junto a la de otros muchos.

Noveno Martes; la Fe. ¡Oh, gran defensor de la Santa Iglesia y fuerte martillo de los herejes, San Antonio! Fortificad en mí más y más la fe, para que goce de sus beneficios incomparables en el tiempo y en la eternidad.

Décimo Martes; la Modestia. ¡Oh, modelo perfectísimo de honestidad, San Antonio! Alcanzadme la modestia, circunspección y recato en obras y palabras, para que pueda y sepa oponerme a las pompas y vanidades que renuncié en mi bautismo.

Décimo primer Martes; la Continencia. ¡Oh virginal amador de Jesús, San Antonio! Suplicad para mí la gracia de la continencia en todas las cosas exteriores referentes a los placeres, honras y riquezas, para que prepare a Cristo digna morada en mi corazón.

Décimo segundo Martes; la Castidad. ¡Oh, lirio de pureza, San Antonio! Tened tu compasión hacia mí, para con todo y las dificultades que sé que están a mi rededor pueda guardar la castidad según mi situación y pueda lograr a Dios en el cielo.

Décimo tercer Martes; la Virtud. ¡Oh, árbol frondoso de virtudes, San Antonio! Sazonad en mí los frutos del Espíritu Santo que en estas trece semanas os he pedido, a fin de que agraden a Dios Nuestro Señor mis obras, y por ellas y su gracia me dé la gloria”. 

  1. Devoción al Santo Niño de Praga. 

Se basa en la estatua del Niño de Praga, y se basa en el Gran Misterio del Nacimiento de Jesucristo nuestro Señor:

“¡Oh Misericordioso Niño Jesús! Conozco vuestras milagrosas obras en favor de los enfermos. Por eso, en vista de innumerables gracias y curaciones que has otorgado a los que veneramos tu Santa Infancia, recurro a ti. Particularmente, hago esta súplica a través de la devoción representada por la estatua del Santo Niño de Praga. He aquí que acudo suplicante ante ti; y con amplia y plena confianza exclamo: ¡oh amadísimo Niño Jesús! si es tu voluntad que sea curado, te suplico hacerlo. Levanta tu santa manita y, con tu gran poder, líbrame de todo dolor, todo mal y toda enfermedad. Amén”. 

  1. Devoción de los cinco primeros sábados. 

Se basa en la práctica y promesa de confesión, rezo, visita y meditación durante los primeros cinco sábados; en nombre de las cinco blasfemias contra el Inmaculado Corazón de María:

  1. Blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
  2. Contra su virginidad.
  3. Contra su Divinísima y Santa Maternidad, rechazando al mismo tiempo recibirla como la Madre de los hombres.
  4. Contra los que procuran públicamente infundir la indiferencia, el desprecio y el odio hacia la Madre Inmaculada.
  5. Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes. 

“Prometo en consideración a mi enorme e inalterable amor por ti, Señor, realizar la devoción. Comienzo con mi oración diciéndote:

El primer sábado durante cinco meses me confesaré, recibiré la Sagrada Comunión, rezaré el Rosario, meditaré y te confesaré cada uno de mis pecados y mis males. Acudiré a ti porque eres mi más grande alegría y consuelo. Y sirva esto para reparar los daños tan terribles que nosotros te causamos, a ti, Señor, que moriste en la Cruz por nuestros pecados”.

Autor: Redacción ejemplosde.com, año 2021

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